Aprende sobre el mundo de bebés de 8 meses. Descubre que cambios están ocurriendo en el desarrollo de un bebé de 8 meses y qué puedes hacer para ayudarlo.
Ahora tu bebé de 8 meses tiene mejor memoria a corto plazo, mejor visión y destreza en sus manitas y deditos. También entiende la relación entre causa y efecto y su movilidad ha aumentado. Con todo esto, seguramente no será una sorpresa que mientras tu bebé está despierto pasa todo el tiempo mirando, escuchando y tocando cosas para aprender todo sobre su mundo.
En este momento, todo es muy emocionante para él. ¡Sí—todo! Por ejemplo, puede emocionarse al ir gateando y descubrir dónde estabas cuando te perdió de vista, o al llevarlo de paseo, se puede fascinar al ver unas hojas elevadas por el viento, etc. A esta edad, tu bebé de 8 meses empezará a voltear los juguetes en sus manitas para examinarlos. Ésta es una habilidad de motricidad fina que es muy importante para el desarrollo de las habilidades motoras de los infantes.
Después de mejorar tanto las habilidades de sus manitas y bracitos, muchos bebés deciden que es momento de ponerle atención a sus piernitas. Sus músculos son más fuertes y flexibles, por lo que le permitirán gatear más lejos, sentarse por más tiempo e incluso, pueden sorprenderte al pararse. Sus caderas y las articulaciones de sus rodillas comienzan a aguantar el peso de su cuerpo en vez de caerse. Puede ser que tu bebé se pare solo a los 7 meses, o a los 12. Ambas edades se encuentran en el rango normal.
Este mes, diviértete jugando "Peek-a-boo" (una actividad donde te tapas tu cara con tus manos y luego lo sorprendes destapándote la cara con una expresión de alegría) y las escondidas con tu bebé. Recibirás tu dosis de las risitas que tanto te gustan y él aprenderá cómo funcionan las secuencias de eventos y cómo coordinar las partes del juego que le corresponden con las tuyas.
Tu bebé está acostumbrado a estar rodeado de caras conocidas como los miembros de la familia y puede sentirse incómodo en situaciones nuevas o con gente que no conoce. Aunque tu bebé siempre haya estado muy tranquilo y despreocupado en estas situaciones, puede ser que ahora llore o no quiera despegarse de ti.
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