1. Se cuándo decir destetar.
Algunas veces los bebés pierden el interés en amamantar por sí mismos, cuando cosas como caminar le roban su interés. Deja que tu bebé decida. Trata de no hacerlo junto con otro cambio grande como mudarte de casa o empezar con una nueva niñera.
2. Tómalo un sorbo a la vez.
Empieza dándole un biberón de leche materna extraída en uno de los alimentos del día, usualmente el cual el bebé está menos interesado. Luego, reemplaza una segunda comida y así sucesivamente. Una vez que ya está acostumbrado al biberón, puedes empezar a mover a la fórmula o a una bebida de leche para niños pequeños (a los 12 meses). Está transición gradual también ayudará a mantener tus senos a no estar congestionados.
3. Hazlo un asunto de familia.
Ya que tú eres la que hace la leche, puedes confundir a tu bebé si lo empiezas a alimentar con un biberón. Trata que el papá u otro miembro de la familia haga las primeras alimentaciones. Hasta que él se haga a la idea.
4. Mantenlo cerca de tu seno.
Escoge la fórmula que está modelada en la leche materna, con nutrición balanceada y DHA y ARA para apoyar el desarrollo de su cerebro y ojos. Si tiene un año o mayor, lo puedes cambiar a una bebida para niños pequeños que apoya su desarrollo con nutrientes que pueden faltar en su dieta de alimentos sólidos.
5. Evalúa su nivel de preparación para usar una taza.
Bebés mayores y niños pequeños pueden usualmente ir directamente a la taza. Si tu bebé tiene menos de 7–8 meses de edad, es mejor ir del pecho al biberón. Si es así, escoge un chupete que es similar a tu pezón para evitar confusión.
6. Deja que tu bebé sea tu guía.
Tu bebé te hará saber cuándo está lleno. La mayoría de los bebés de 3 meses de edad o menores beben aproximadamente de 2 a 4 onzas líquidas de fórmula por comida. Si pesa más de 15 libras, puede ser capaz de tolerar más de 6 onzas líquidas por comida.