Establece una rutina.
Ella puede encontrar consuelo en lo familiar, aunque puede variar un poco en ocasiones especiales.
Sostenla cuando esté molesta.
Habla con calma y tranquilamente hasta que pase la tormenta.
Comparte sus emociones.
Deja que te vea feliz o triste. Esto le ayudara a formar empatía.
Sé paciente con el comportamiento regresivo.
Trata esto con paciencia y trata de entender de donde viene.
Trabaja con palabras.
Enséñale las palabras por los objetos que ve todos los días. Aliéntala a que las repita.
Lee lo que más puedas.
Comienza con historias predecibles para que ella las pueda “leer” también.
Usa el espejo.
Deja que haga caras y que nombre las partes del cuerpo.
Camina alrededor del vecindario.
Dile lo que ves.
Compartan.
Da un buen ejemplo, con bocadillos, juguetes o libros.